Que el centro de tus dientes frontales superiores coincida con la línea media de tu cara y la de tus dientes inferiores.
Cada diente debe tener un tamaño y una forma adecuados en relación con los demás. Los dientes frontales superiores, por ejemplo, suelen ser los más prominentes.
La curva de los bordes inferiores de tus dientes superiores debe seguir la curvatura de tu labio inferior al sonreír, creando una línea suave y atractiva.
Aunque la blancura es deseada, el color debe ser natural y consistente en todos los dientes.
Dientes rectos y bien posicionados, sin apiñamiento (amontonamiento) ni diastemas (espacios entre ellos).
Cada diente debe tener una forma anatómicamente correcta, sin fracturas, desgaste excesivo o restauraciones antiguas que no se mimeticen.
Las encías deben ser de un color rosa saludable, sin inflamación y con una altura uniforme alrededor de cada diente, mostrando una proporción adecuada entre diente y encía.
Los dientes superiores e inferiores deben encajar correctamente al morder, permitiendo una masticación eficiente y evitando tensiones en la mandíbula o desgaste dental.
Una sonrisa perfecta es una sonrisa cómoda, libre de caries, sensibilidad o problemas periodontales.
El impacto más significativo de una sonrisa perfecta es la seguridad que te brinda para expresarte libremente, reír y comunicarte sin inhibiciones.